Sarampión (niños)
Es una enfermedad infecciosa contagiosa producida por el virus del sarampión, que se caracteriza por un sarpullido -exantema en términos médicos- que comienza en la cara y se va extendiendo hacia el cuerpo y las extremidades.
Prevención
La mejor prevención es evitar el contagio por lo que, como los humanos somos el único reservorio
del virus, si conseguimos que los niños no padezcan la enfermedad, el virus desaparecerá, como ya ha ocurrido con la viruela, otra enfermedad vírica que está erradicada. Por el momento, la manera que tenemos de evitar que los niños padezcan el sarampión es que no entren en contacto con niños que lo padezcan y sobre todo vacunarlos. La vacuna del sarampión, aunque puede
emplearse aislada, se suele administrar junto a las vacunas de otras dos enfermedades víricas, la
rubéola y las paperas (parotiditis), en lo que se conoce como vacuna triple vírica.
Aunque se ha relacionado a esta vacuna con diferentes enfermedades como autismo, diabetes,
enfermedad inflamatoria intestinal, etc., no hay ninguna evidencia de tal relación, mientras que si
la hay, como se ha podido comprobar en algunos países, entre la disminución de las coberturas
vacunales (porcentaje de niños que han sido vacunados del total de los que debían estarlo) y la
aparición de epidemias de sarampión.
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